jueves, 3 de septiembre de 2009

Le propuso ir a ver el mar, él asintió. Mientras caminaban, él paró y la miró. En ese instantante en que ella sonrió, y sus ojos se iluminaron, el mundo entero se detuvo y ambos se sentaron a mirar al horizonte. Silencio. Ella sabía que él era quién la acompañaría en ese viaje infinito a la eternidad. No podrían evitar los profundos hundimientos al abismo, pero no estaban solos.



detener el tiempo


... y sólo


S E R