sábado, 25 de julio de 2009

Intentando no caer, me vuelvo a despertar. Consigo incorporarme, pero me vuelvo a lastimar. No le encuentro sentido a esta estúpida vida.

Dicen que no abandones los sueños pero a mí me abandonaron ellos. No puedo dormirme más, siento que voy a estallar.

Un escalofrío recorre mis venas, hasta llegar a mi cabeza, parece que logro hacer contacto con ella: mi cerebro todavía existe, solo tengo que ponerlo en funcionamiento... es algo muy complicado, estando así.

Siento un vacío, algo me falta... creo que soy yo, no estoy conmigo, por un lado yo y por el otro mi cuerpo con mi cerebro, ¿pero como pienso? Hay algo más... ¿Qué es? ¿Dónde está? Necesito irme a duchar, el agua me hace meditar y volar más allá de lo permitido.

Imposible, la hoja se me rompió, no tengo más papel, ahora ya no puedo volver, me tendré que quedar acá... Debe haber algo que pueda hacer.

Hola mi Capitán, ya es hora de abordar el viaje que nos llevará de nuevo a casa.

¡Oh no! La nave se rompió, definitivamente tengo que encontrara a mi cuerpo, necesito pensar y estudiar la situación. Hay un vaso atorado en medio del transbordador que solo me dice: ¿Qué hay de nuevo viejo? No sé que responderle, lo único que viene a mi mente es: ¿Café frío o instantáneo? La vieja se tiró, ya no quiere viajar, bueno entonces me voy a tener que mandar a volar.